martes, 25 de noviembre de 2008

ELVIS, EL ELEGIDO

Elvis Presley


La fortuna esperaba a Elvis Presley, nacido en Tupelo, Mississippi, en enero de 1935. Pertenecía a una familia humilde del sur de Estados Unidos (white trash, 'basura blanca' para los herederos de los ideales esclavistas de la Confederación Sudista) que se estableció en Memphis en 1948, pero en 1954 ya cantaba y grababa temas de Arthur Crudup y Bill Monroe, oscilando entre el blues, el gospel y el country rural.



Por aquella época, el propósito de algunas compañías discográficas, ante la decadencia del country (el año nuevo de 1953 fallecía Hank Williams), consistía en descubrir a cantantes que expresaran 'sentimientos blancos' con fuerza, voces y corazones negros, y Elvis resultó el artista elegido en una época en que ya gozaban de relativo crédito solistas como Jerry Lee Lewis, Carl Perkins, Johnny Cash, Roy Orbison y Chuck Berry. Salvo Berry, apoyado por Muddy Waters y una discográfica independiente de Chicago, los demás coincidirían en sus primeros trabajos al grabar en 1955 con el sello Sun Records, y de ahí nació la primera leyenda de los cinco pioneros o, en cualquier caso —en palabras de Jesús Ordovás—, de 'los cinco grandes creadores del rock and roll'. Pero Elvis, gracias a su participación en diversos espectáculos masivos de la ciudad de Nashville-Davidson a principios de 1956, de clara significación country, pudo renunciar a su condición de héroe local que goza del interés de una audiencia reducida pero fiel, y con habilidad, apoyándose en su tema “Heartbreak Hotel”, atípico en el contexto donde lo presenta, deslumbra, hipnotiza a masas de quinceañeras y se alza con un triunfo que le catapulta en cuestión de pocos días al primer puesto de la lista de éxitos de Estados Unidos.



Con “Heartbreak Hotel” estalla el fenómeno de los teenagers (seguidores jóvenes de edades comprendidas entre los 13 y los 19 años, cifras que en inglés concluyen en teen), que dará el espaldarazo al joven y tímido cantante procedente de los más bajos estratos sociales, reconvertido en escasas semanas en ídolo de multitudes de jóvenes que ven personificado en él, hábil vocalista, diletante, bromista de gesticulación agresiva y dado a las audacias sensuales en directo, al rebelde blanco que alcanza el irrenunciable sueño americano: triunfar. En 1955 había fallecido en accidente automovilístico James Dean, encarnación mítica y cinematográfica de la juventud rebelde y sin causa. Elvis Presley tenía una causa, el rock, y transmitía inconformismo, ansia de rebelión y juventud.

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